miércoles, 28 de julio de 2010

Donde van esos Sindicatos Modernos...

Los tiempos cambian y los contextos se van modificando. Las empresas y los mercados ya no son aquellos que conocíamos 30, 20 o 10 años atrás. Ahora bien, ¿Qué pasa con los Sindicatos? ¿Se adaptan a los nuevos contextos?
Días atrás uno de los principales diarios argentinos publicaba “Una empresa asigna parte de sus ganancias a sus empleados”. ¿De qué se trata esto? Bridgestone, empresa dedicada a la fabricación de neumáticos, y el Sindicato del Neumático incluyeron hace algunos años en su Convenio Colectivo de Trabajo que: “si la utilidad anual de la empresa supera el 6%, los trabajadores participarán de esas ganancias en un porcentaje igualitario”. Pero este no es un caso aislado. El Dr. Hector Recalde, diputado nacional por el oficialismo y asesor de la CGT, impulsa un proyecto que contemplará la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas haciendo referencia al contenido del artículo 14 bis de la Constitución Nacional Argentina.
Podemos estar de acuerdo o no con esta tendencia puntual sobre negociación colectiva pero, si analizamos la realidad de las relaciones laborales en la Argentina, deberíamos coincidir en que algo debe cambiar. Los organizaciones sindicales tradicionales pierden día a día representación en sus bases, en la medida que negocian cuestiones generales, sin adaptarse a las realidades de cada grupo de trabajadores. Por otra lado, las nuevas tendencias mundiales en organización del trabajo proponen un mayor involucramiento del empleado en la organización, cuestión que debería verse incrementada por negociaciones como la anteriormente comentada.
En conclusión
, los sindicatos no deberían “flexibilizarse” como muchos propusieron en la década del ´90. Manteniendo la solidaridad que el marco de la actividad les genera deberían hacer hincapié en adaptarse a la realidad de cada organización, de cada trabajador en su puesto de trabajo y del contexto donde están inmersos.

Ariel Vazquez, Licenciado en Relaciones del Trabajo de la Universidad de Buenos Aires.

miércoles, 7 de julio de 2010

A sacarse (y ponerse) el sombrero

Si bien existen infinidad de teorías, podemos definir que el hombre es un ser biopsicosocial. Es un organismo complejo: biológico, racional e inmerso en una estructura social. Como se describe en esta breve definición, una parte fundamental de nosotros, los hombres, es nuestra mente, la cual está repleta de pensamiento e ideas que, frecuentemente, nos resulta difícil organizar.
Seguramente, habrán experimentado, e invito a quién nunca haya vivido esta experiencia que arroje el primer “mensaje refutador” en el blog, la dificultad de llevar adelante y materializar una idea que, inicialmente, nos había parecido brillante. Hurguen en su memoria en busca de ese glorioso momento en el cual, en un acto de creatividad e inspiración, se les ocurrió algo y decidieron llevarlo a la práctica. Fue algo que pensaron, analizaron y decidieron poner en marcha pero, al momento de la implementación, se encontraron con diversos obstáculos que, quizás, concluyeron en un fracaso. Algunas de las dificultades habrán sido claramente predecibles (¿Cómo no me di cuenta de anticiparme a esto?) y otras no tanto (¡Ni se me ocurrió que algo así podría pasar!). Ahora bien, la pregunta clave aquí es: ¿por qué suele ocurrirnos?. Los invito a no decir “nos pasa a todos” y quedarnos barrenando en el refrán “Mal de muchos, consuelo de tontos” e intentar descubrir el porqué, para poder enfrentar y salir airosos de las futuras situaciones que vivamos.

Quizás en alguna oportunidad oyeron nombrar a Edward De Bono. No; no se trata del líder de la banda musical U2, ni de su primo hermano. Buscando en Wikipedia, descubrirán que “Edward De Bono (Malta, 19 de mayo de 1933) es un prolífico escritor, psicólogo por la Universidad de Oxford, entrenador e instructor en el tema del pensamiento. Es tal vez más famoso por haber acuñado el término "pensamiento lateral". De Bono ha creado varias herramientas para mejorar las habilidades y actitudes de exploración, como son el P.N.I (Positivo, Negativo, Interesante), CTF (Considerar todos los Factores) y CyS (Consecuencias y Secuelas). Muchas de ellas se basan en la premisa de que debe enseñarse a pensar explícitamente”.

Dicho autor propone abordar las ideas y ayudar a fomentar el pensamiento a través de diversas herramientas. Una de sus técnicas más famosas es la de los SEIS SOMBREROS. Este método permite que varias personas ataquen una problemática, desde diversas perspectivas, con el fin de racionalizar el proceso y conseguir un mejor resultado. El método es muy sencillo: se comparte en concepto con un grupo de trabajo en el cual, cada integrante asume un rol definido, con el objetivo de aportar una mirada particular a la problemática presentada, para desmenuzar la idea, enriquecerla y ayudar a tomar la decisión más efectiva.
Los sombreros que nos invita a usar de De Bono son:
· Blanco: aporta una mirada neutra, basada en datos e información objetiva.
· Negro: significa la crítica, pensamiento negativa, juicio y prudencia.
· Verde: es quién brinda los nuevos conceptos, ideas, percepciones y aporta creatividad.
· Rojo: es la visión emocional, legitimiza los sentimientos, presentimientos y la intuición.
· Amarillo: simboliza el optimismo, pensamiento positivo, factibilidad y beneficios.
· Azul: encargado de organizar, controlar y gestionar el proceso del pensamiento.
Si bien el trabajo es mucho más enriquecedor en grupo, si no contamos con la presencia de otras personas, podemos hacer el ejercicio individualmente. Al momento de analizar un problema, proponer una idea o materializar un pensamiento, empecemos a sacarnos y ponerlos los sombreros para lograr ordenarnos, alcanzar una concepción más integral y, como consecuencia, tomar el camino más efectivo.
Hagan el intento y, después, me cuentan los resultados!

Mariana Urbancic, Licenciada en Relaciones del Trabajo de la Universidad de Buenos Aires.