martes, 17 de noviembre de 2009

Una visión alternativa de la capacitación organizacional

Habitualmente solemos escuchar de diferentes voceros que “hay que capacitarse, que la capacitación es importante”, etc…
Pero para no tomar esta frase y naturalizarla, sería bueno plantearnos el por qué de la misma. ¿Por qué la mayoría de las personas dicen que hay que capacitarse? ¿Por qué es importante capacitarse?
Podemos decir que el objetivo general de la capacitación organizacional es reducir la brecha existente entre lo que se espera del puesto de trabajo y el desempeño concreto del individuo. Ahora bien, si tomamos meramente este objetivo puede suceder que relacionemos la capacitación directamente con la organización. En esta línea es probable que no nos encontremos motivados o alineados a las políticas de la compañía en la cual estamos prestando servicios y presentemos disconformidad con los procesos de capacitación que estas nos ofrecen.
Para evitar esta ausencia de motivación, es posible proponernos otro enfoque de interpretación de los procesos de formación. ¿Por qué no pensar la capacitación como una inversión individual? Esto significa concebir a la capacitación como una inversión personal, un proceso de aprendizaje que se realiza fundamentalmente para uno y que implica un aumento del capital intelectual o actitudinal. Cómo un proceso continuo que trasciende las fronteras del empleo actual y nos acompaña durante el transcurso de toda nuestra carrera profesional y de nuestra vida más allá del ámbito laboral. No es más que realizar el esfuerzo de disociar las palabras organización y capacitación. Resulta posible así imaginar un escenario donde las personas cobran un rol de autores de su desarrollo.
Para llevar a cabo este análisis sería conveniente despejar el sentido de aplicación inmediata del cual se jacta la capacitación organizacional. Esto nos invita a pensar los procesos de formación como una inversión a largo plazo y despojarlos del puro utilitarismo del cual están teñidos.
Al fin y al cabo la capacitación nos permite mantenernos en estado de reflexión constante, nos permite pensar y sacar conclusiones. Sin dudas este hecho la hace motivadora por naturaleza.

Ariel Vazquez, Licenciado en Relaciones del Trabajo, Universidad de Buenos Aires.

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