martes, 13 de octubre de 2009

Otra forma de trabajo: empleados disponibles las 24 horas

-¡Hola!, ¿cómo va?, ¿podés hablar?
-Bueno... estoy...
-Es un minuto.
-Ehm, sí, decime.
-Tenemos un problema con la partida que nos mandaste (...)
En ese diálogo, el sujeto que titubea está a más de 7.000 kilómetros de Madrid, tiene un mojito en una mano y dibuja círculos con el pie en la blanca arena del Cayo de Santa María, en Cuba. Para muchos, las ocho horas de jornada laboral se han convertido en un concepto brumoso, gracias al teléfono móvil que los mantiene conectados a la empresa, con diferentes niveles de intensidad, las 24 horas del día.
Enrique Ramírez, de 30 años e ingeniero en Telecomunicaciones, era el que estaba en Cuba en esa situación. En aquel momento, trabajaba para una empresa de telefonía y tenía que estar en contacto con fabricantes y operadores globales. "Te podían llamar de Corea o de otros países asiáticos a cualquier hora o durante el fin de semana si había un problema. Con los compañeros de oficina era diferente; tenía que ser algo grave. Además, dejaba un mensaje de despedida durante unos días en el correo. Pero los clientes no lo sabían, y había que contestar", explica. En la nueva empresa trabaja ocho horas o más y, cuando sale, puede recibir llamadas porque le dieron un celular. "Lo único que me estresa es que me llamen en ese tiempo de despertarme, ducharme y desayunar y que me anticipen lo que tengo que hacer. Por ahora, no es obligatorio tener un teléfono con el correo electrónico; eso ya sería responder a todo en tiempo real´, explica.
Algunas grandes empresas están empezando a valorar la idea de que parte de su plantilla envíe el trabajo desde su casa, o al menos, están fomentando una fórmula híbrida. El móvil o la Blackberry facilitarían esa opción.
El hecho de poder ser localizado todo el tiempo es un viejo conocido para algunos tipos de profesionales, como los médicos, los autónomos, los directivos de empresas o los periodistas. Pero aún asumiendo con naturalidad que se pueda recibir una llamada en cualquier momento, ¿son horas extra? ¿Cómo se paga esa disponibilidad? Jordi García, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Barcelona, explica que ese asunto se resuelve de manera informal. "Mientras no se den abusos, lo cual es muy subjetivo, esa informalidad puede ser conveniente, ya que todo depende del tipo de actividad que se desarrolle, del sentido común y de cada caso particular. Es habitual que el trabajador use el celular de la empresa para sus llamadas personales y, si no se pasa, ese es el pacto. Al empresario le conviene, le sale barato, porque a cambio tiene a alguien ahí siempre. Esta flexibilidad no tiene por qué ser negativa, se pueden pactar soluciones", dice.
Esa indefinición de cuándo empieza y acaba la jornada, la ruptura espacio-temporal tradicional, no sólo afecta al salario o al estrés. Lo perverso del asunto tiene que ver con el poder y con la posición del trabajador en la empresa. "Las empresas usan el móvil como una gratificación", aclara Javier Torres. Decir no a un teléfono es decir no a un montón de cosas más, como ascender o ser la persona de confianza de un jefe.
El aparatito también es capaz de activar otros miedos. En el fin de semana o en las vacaciones, cuando suena, interrumpe, pero, ¿y si no suena? En muchas cabezas se enciende un pensamiento angustioso: "¿Ya no cuentan conmigo? ¿No soy necesario para solucionar problemas?". En Adicciones Digitales, Juan Manuel Romero da charlas para aprender a gestionar bien el teléfono. "El uso del iPhone o la Blackberry no puede ser compulsivo. Esa adicción se llama crackberry y consiste en mirar más de 400 veces diarias la pantalla", explica.
Luis Perdices, decano de Económicas de la Complutense, no puede no tener teléfono; es el responsable último de la facultad. "En cualquier momento puede haber un problema o una situación excepcional, como un encierro de alumnos o un robo de madrugada. Lo tengo las 24 horas encendido. Lo miro de vez en cuando, y ya sé si ha pasado algo urgente dependiendo de quién llame y cuántas veces", cuenta. Parece fácil, ¿no?

Silvia Blanco De EL PAIS en LA NACION EMPLEOS 11/10/2009

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