lunes, 28 de septiembre de 2009

Cuestión de Principios

Tuve el placer de ver la película que lleva el título de esta nota, estrenada el pasado jueves y guionada por el Rosarino Fontanarrosa. Además de ratificar la simpleza con la que el negro nos introduce en las profundidades de la vida, pude repensar una vez más ¿Qué son los principios? ¿Para qué sirven? ¿Donde están?Es conmovedora la escena donde Adalberto Castilla (un antigüo empleado de la organización) le dice a Silva (un joven yupi nombrado recientemente Gerente General) “No todo tiene un precio Sr. Silva”, refiriéndose a la revista “Tertulias” Nro. 48 que era la única que le faltaba a Silva para completar su colección y estaba en manos de Castilla, quien la conservaba hace muchos años y con gran afecto porque dentro de ella había sido fotografiado su padre.Es bajo esta trama que Silva empieza a manipular a Castilla mediante diferentes mecanismos que su figura de poder le permitía emplear. Es aquí donde Sarita, la mujer de Castilla se ve presionada e ilusionada por el dinero ofrecido y trata de convencer a su marido para que acepte esa suma de dinero que Silva estaba dispuesto a ofrecer por ese ejemplar de Tertulias.
Cuantos disparadores nos producen estas escenas. Pensar que muchas veces nos encontramos en las Organizaciones de las cuales formamos parte con muchos “Silva´s”, personajes que están dispuestos a llegar a la meta sin importarles el camino que deben transitar. Personas que usan su poder manipulando las necesidades básicas de aquellos individuos que las tienen o abusándose de aquellos que fantasean con las ilusiones que la sociedad de consumo insertó en sus mentes.
Ahora si, permítanme disentir con Castilla y decirle que los principios no son un asunto generacional. No podemos decir que antes la sociedad tenía valores y ahora no los tiene, si fuera así: La corrupción sería algo que surgió en los últimos años, la traición un concepto nuevo y la ética un concepto que ninguno de los jóvenes conocería su significado.
Los valores o principios no desaparecen. Es verdad que a través del pasar del tiempo estos van mutando, pero me permito reformular un dicho popular “hay y hubo de todo en todos lados, épocas y lugares”.
Ahora bien, retomemos la simpleza que nos propone “el negro” y porque en lugar de hacer tanto hincapié en Responsabilidad Social Empresaria o Desarrollo Sustentable hablamos primero de principios. No tengo dudas que será un proceso más transparente, con mejores resultados y donde todos sabremos de que estamos hablando.

Ariel Vazquez (*)

(*) Licenciado en Relaciones del Trabajo de la Universidad de Buenos Aires.

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